miércoles, 22 de julio de 2009

Tu foto

Me miras
sonríes...
qué plácida tu mirada!
Es cómplice de la mía!
Y me llama...
Allí... dónde estés...
en la lluvia,
en las ramas,
en la brisa del otoño
en la calle,
en la escuela, en sus patios,
en el camino interminable,
y en tus pasos... se agiganta.
En el olor de tus cabellos...
en el abrazo que me calma
en el latido que acompasa.
Es tu foto.
Mi cómplice. Mi alma

4 comentarios:

  1. Es momento de aprender el desapego. Ser adulto es eso. Aunque no lo entiendas.
    Todo lleva su tiempo, todo se aprende. Debes recordarla con alegría, con una sonrisa. La tuviste muchos años a tu lado y la tendrás siempre, pero aprenderás a amarla, de otra manera.
    Namaste

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  2. Llego aquí siguiendo a ese ángel que se llama Nerina. Yo no he perdido a una hija, pero he perdido a mi única hermana, con 50 años, el 17 de febrero de este año, de un cáncer de mama.
    Como tú, estoy destrozado. Y no hay consuelo posible. Sé que tengo, que tenemos, que pasar el duelo.
    La fórmula para hacerme pasar los días es intentar hacer cosas buenas para que ella se sienta orgullosa de mí. Para que sepa que la muerte no nos ha vencido. Que sigo queriéndola tanto como el primer día que la vi.
    Anna, aquí tienes mi apoyo y mi ayuda para lo que necesites. Esta herida como tú. Pero somos fuertes. La muerte hiere. Pero no vence. Porque jamás dejaremos de quererlos, ni olvidarlos.
    Un abrazo muy fuerte desde el otro lado del mar. Alfonso.

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  3. Te he escrito un comentario antes y no sé si te ha llegado. Te comentaba que llegaba hasta aquí siguiendo a ese ángel que es Nerina y que tanto me ha ayudado con sus comentarios. Yo perdí a mi única hermana, el 17 de febrero de este año. Tenía 50 años y se la llevó un cáncer de mama. Dos años antes, perdí a mi madre.
    Es duro, no hay consuelo, se sufre mucho. Pero tenemos que pasar el duelo. Han pasado seis meses y es como si fuera ayer. ¿Qué si yo lloro? Claro que lloro. Mucho. En cada instante que la necesito, para avisarla de que iba a comer, de que salía por la tele, o por cualquier cosa. Es terrible y se echa de menos. Pero he encontrado una fórmula, que aunque no consuela te hace sentir mejor: hacer cosas buenas, para que ella se sienta orgullosa de mí. La muerte no nos ha vencido. Sólo nos ha separado. Pero lo que yo la quería y lo que ella me quería a mí, eso no se ha roto. Ni se va a romper. Hasta que llegue el día en que yo parta no hacia la muerte, como pensaba de joven, sino hasta mi madre y mi hermana, que sé que me esperan.
    Desde aquí tienes mi ayuda, mi respeto y todo lo que necesites para la construcción del blog o lo que quieras. A tu disposición. Un abrazo desde el otro lado del oceáno.

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  4. Pues sí han llegado, ahí te dejo los dos. Abrazos, Alfonso.

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